¿Sabías que 7 de cada 10 personas sufren el síndrome del impostor? Lo cierto es que se trata de un trastorno psicológico que es mucho más común de lo que parece.
De hecho, si tiendes a no reconocer tus propios logros, o bien a desmerecer el empeño y el esfuerzo que has puesto en ellos bajo la creencia de que no los mereces y los atribuyes a golpes de suerte, es muy probable que lo estés padeciendo.
¿Quieres saber qué es exactamente el síndrome del impostor, cuáles son sus posibles causas y los tipos de comportamientos que existen y cómo puedes aprender a manejarlos? Te lo contamos.
El síndrome del impostor es un fenómeno psicológico que hace que aquellas personas que lo padecen sientan que nunca se encuentran a la altura de las circunstancias o que sean incapaces de aceptar que merecen lo que han obtenido como fruto de su trabajo.
Este trastorno tiene diferentes niveles y puede aparecer de manera temporal, como consecuencia de algún cambio que se haya producido en la vida personal o profesional, o prolongarse y empeorar con el tiempo. Por esta razón, es necesario identificarlo y trabajar en él, ya que puede llegar a convertirse en un obstáculo para tu desarrollo profesional.
Por lo general, todas las personas que padecen el síndrome del impostor tienden a ser inseguras, por lo que se cree que este mismo puede deberse a varios factores:
Como se puede percibir, el síndrome del impostor es un miedo encubierto a no estar a la altura, pese a destacar en un ámbito en particular. Un ejemplo muy claro es el de un estudiante que ha trabajado duro y se presenta a los exámenes, pero cree que no ha rendido lo suficiente o que no conseguirá buenas notas, aunque luego se sorprende con un excelente resultado.
La doctora Valerie Young, pionera en el estudio de este trastorno, categorizó los comportamientos relativos al síndrome del impostor en los siguientes cinco grupos o perfiles:
Si crees compartir algunos de los miedos o síntomas que hemos descrito sobre este trastorno, te invitamos a realizar este test para saber si sufres el síndrome del impostor y en qué grado.
Eso sí, ten en cuenta que más allá del resultado del test, si percibes que algo no va bien en cómo manejas ciertas expectativas sobre tu carrera laboral o profesional o en cómo te sientes en ciertas circunstancias, te aconsejamos que acudas a un especialista. Te ayudará a evaluar tu caso y a gestionar esas sensaciones que te frenan en tu carrera.
Lee atentamente cada una de las preguntas y respuestas y selecciona aquella con la que sientas mayor identificación. No te lo pienses demasiado, la respuesta natural surge de manera automática.
Una vez que hayas respondido a estas 8 preguntas, haz un recuento del número de veces que se repite cada una de las letras A, B, C y D.
Cuando hayas identificado qué letra es la que más veces se repite en tus respuestas, ve al final del test.
Al final del test, encontrarás la interpretación de los resultados y descubrirás en qué medida estás sufriendo el síndrome del impostor.
El síndrome del impostor se manifiesta a través de diversos síntomas, visibles en actitudes como la no aceptación de los elogios, el empeño excesivo que se pone en una tarea y la comparación constante. Lo primero que hay que hacer es reconocer esas posturas:
No aceptar las recompensas: el hecho de no interiorizar los propios logros hace que, al recibir una felicitación, como un premio o una buena calificación, esta persona lo atribuya a otras causas, por ejemplo: “me ha ido bien porque lo revisé con un compañero” y “he tenido suerte”.
Si bien es cierto que trabajar en equipo contribuye a conseguir mejores resultados, también hay detrás un trabajo individual. Por este motivo, es importante que siempre se reflexione sobre el camino que se ha recorrido para recordar que se ha llegado hasta ahí como fruto del esfuerzo personal.
Intentar ser un superhéroe: una actitud muy habitual es la de tratar de ser siempre el mejor, actuar como invencible y superpoderoso. El problema es que, cuando no logras llegar a esos objetivos, sientes que has fracasado.
Sin embargo, a veces, es mejor aceptar que tenemos algunas limitaciones y que debemos pedir ayuda.
Comparación constante: en ocasiones, compararse puede ser útil, no obstante, la mayoría de las veces comporta ansiedad, sentimientos de envidia y baja autoestima. Para hacer frente a esta actitud, procura enfocarte en tus objetivos y revisar todo lo que has hecho hasta ahora.
Tal y como afirmaba Confucio con su frase “saber que se sabe lo que se sabe y que no se sabe lo que no se sabe; he aquí el verdadero saber”, una de las primeras claves que necesitas para gestionar el síndrome del impostor es reconocer tus fortalezas y debilidades reales.
Aprender a confiar en ti y en el fruto de tu esfuerzo es un trabajo que conlleva tiempo y dedicación, como también aceptar que nadie es perfecto. En este sentido, continuar adquiriendo conocimientos, sin importar la edad que tengas, es una de las mejores vías para obtener esta confianza.
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